Ninguna revolución y movimiento se ha formado sin historial. Las revoluciones y los movimientos políticos y sociales se han creado y han triunfado en el cauce de una serie de cambios. La Revolución Islámica de Irán tampoco es la excepción de esta línea. Todas las revoluciones y los movimientos tienen un punto de partida, una chispa, que dan lugar a su inicio. El punto de inicio del levantamiento del fundador de la Revolución Islámica de Irán, el Imam Jomeini (que Dios lo bendiga) se remonta al levantamiento sangriento del año 1963 (15 de Jordad de 1342). Pero la chispa que aceleró el proceso de los cambios que desembocaron en la victoria de la Revolución Islámica se encendió un año antes de la revolución, en enero 1978, cuando se anunció la noticia del fallecimiento sospechoso de Mostafa, hijo mayor del Imam Jomeini, en Irak, un deceso que provocó una ola de tristeza y dolor entre el pueblo. Por este doloroso motivo en diferentes ciudades, especialmente en Qom como foco principal de la orientación de la Revolución Islámica, se celebraron ceremonias de conmemoración para el hijo fallecido del Imam Jomeini.
El régimen del shah, que todavía tenía el recuerdo de la experiencia del levantamiento del 15 de Jordad (cinco de junio) en su contra, ante cualquier actividad de la gente relacionada con el Imam Jomeini sentía fuertemente el peligro por la ola de simpatía que se manifestaba en Irán por el fallecimiento de Mostafa Jomeini. La solución del régimen del shah para esta tendencia fue empañar la imagen y reputación del Imam Jomeini…